lunes, 29 de octubre de 2012

La violación del arte


Apothéose de Degas [Apoteosis de Degas]
por  Walter Barnes
(1)




"El arte es un vicio. No se casa uno con él. Se le viola
- Edgar Degas - 


Ahí ando flirteando con esa esposa con la que nunca debería casarse ningún amante del arte -según el maestro impresionista- pero con la que, decididamente, todos terminan haciéndolo de una u otra forma. 

Cuando comencé a considerar la fotografía como posible manifestación personal y artística y comencé a indagar no sólo sobre técnicas, sino sobre fotógrafos, estilos, motivos, formas de manejar situaciones... lo cuál es mucho más interesante, nunca sentí esa llamada por forjarme un estilo propio... un ESTILO que te marque como fotógrafo. Sabía (y así lo sigo sintiendo) que si eso ha de ocurrir, ocurrirá, pero desde el principio de mis cuestionamientos presentía que "elegir" un estilo era dar la espalada de algún modo a los demás y si hay algo realmente hermoso en cualquier manifestación artística es ese devaneo que se puede (y que se debe) tener con todas las variantes que nuestro gusto y nuestro instinto acepta en un momento dado, aunque más tarde rechacemos.

Cuando veo la obra de Edgar Degas, yendo de la pintura a la fotografía (sí, digo bien....) pasando por la escultura y alternando técnicas y mezclándolas, e incluso me atrevería a decir, inventándolas, creo que no hice mal en no casarme pronto con ninguna técnica o estilo fotográfico en concreto. Así puedo seguir saboreando todo lo agridulce que todas las disciplinas fotográficas tienen. Y jugar. Y equivocarte. Y acertar. Y descubrir. E inventar. Y reinventar... Se trata de violar no ya el arte (no quiero entrar en discusiones sobré qué es el arte) sino de violar las normas, lo establecido... se trata de violar la mente de esas personas que dicen lo que está bien o está mal, lo que es aceptable y lo que no. Se trata de violar a la mente de los marchantes, de los críticos de arte, de toda esa cohorte de comerciantes y vividores que con sus prejuicios dan de comer a unos y matan de hambre a otros.

Esta mañana he estado revisando las críticas burlescas que recibían sistemáticamente las cuatro o cinco primeras exposiciones impresionistas (1874-1886). En una sociedad donde estaba inventado el arquetipo de la marca "arte pictórico", se veía de muy mal gusto que vinieran unos imnovadores e hicieran pintura a partir de lo que creían que era su antojo y capricho. Hay que saber ver que detrás de esas críticas lo que realmente había era miedo. Miedo a lo nuevo. Miedo a los demás. Miedo a perder un status... miedo a tener que reaprender. 

Nadar (Gaspard-Félix Tournachon) quien recibió en su taller de fotografía la primera exposición impresionista, decía algo así como que se puede aprender el manejo de la cámara y las técnicas fotográficas casi en una hora. Lo que no se puede aprender es a manejar la psicología de las personas retratadas para que aparezca en la imagen".

En éste punto en el que estoy, comienzo a considerarme como el conductor que, de pronto, conduce sin pensar qué función tiene cada pedal y que puede hacerlo -el conducir- de manera espontánea. Ello le permite pensar, escuchar, hablar, mirar... sin prestar atención a sus actos mecánicos. Es decir, se libera de la técnica "per sé" y la utiliza al servicio de sus necesidades.

A lo mejor al arte le gusta que se le viole. Son los beatos esposos del arte los que no lo admiten.




Madame Petipa. 1863. André Adolphe Eugène Disdéri




(1)
 
Apoteosis de Degas
1885
Revelado sobre papel argéntico colado 
sobre cartón a partir de un negativo vidrio 
plata-gelatina
9 x 11 cms.


No hay comentarios: